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TRES PRESIDENTES,

DOCE MINISTROS,

UNA LEY

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. 

-Groucho Marx.  

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LA CÉLULA DEL CUIDADO CULTURAL

*Créditos: Casa de la Cultura

La Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión representó el avance más significativo para la cultura en el siglo XX, pues antes de su creación, las artes y la cultura no contaban con un organismo capaz de guiarlo y desarrollarlo. Ante ello, ¿cómo fueron los inicios de la institución que resaltó la importancia del cuidado cultural? 

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MINISTERIO DE CULTURA,

EL INICIO DE UN SUEÑO

MÁS CONSOLIDADO

*Créditos: Mi País EC

Con los desperfectos registrados en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el 2007 se convirtió en una fecha histórica para el sector artístico y cultural pues el 14 de febrero de aquel año se creó la identidad gubernamental que acogería todos los sistemas culturales y se encargaría de velar por todas y todos aquellos artistas y gestores culturales.  

Así se menciona en el archivo “Políticas para una Revolución cultural”, uno de los primeros documentos que recopiló la visión del exmandatario, Rafael Correa, en relación con sus proyecciones para la cultura. En este escrito se menciona que desde el siglo XX hasta el 2007, el país no contaba con un espacio que se encargara de aglomerar y gestionar todas las actividades culturales y artísticas: 

Existe una histórica ausencia de hegemonía estatal, es decir, de aquella capacidad de dirección intelectual y moral del Estado orientada, justamente, a la cohesión social y nacional. Esto explica, en el campo cultural, el continuado vacío de políticas públicas, el caos y la dispersión institucionales, la inexistencia de un Sistema Nacional de Cultura y un tipo de relación establecida entre el Estado y un grupo reducido de gestores culturales mediada por el clientelismo y la discrecionalidad en la asignación de recursos”

Esta última frase en la que destaca el “clientelismo y discrecionalidad” se refiere a la función desarrollada por la Casa de la Cultura. Esto, incluso, porque para otros medios como El Telégrafo, Rafael Correa expresó que a pesar de que se solventaba la gestión financiera de esta entidad con dinero público, no en todas las provincias del Ecuador se promovía espacios para el desarrollo y disfrute de la cultura; lo que generaba un “centralismo” en la función cultural. 

Sin duda alguna, estos antecedentes marcaron un fuerte cambio en la gestión cultural pues las razones expresadas por Rafael Correa fueron las que, parcialmente también motivaron y luego facultaron la creación del Ministerio de Cultura en 2007.  

En 2008, por su parte, la cultura ingresó a ser parte del marco legal a través de la reforma Constitucional del mismo año. Según reza en el Art. 377, Ecuador tendrá la responsabilidad de “velar, mediante políticas permanentes, por la identificación, protección, defensa, conservación, restauración, difusión y acrecentamiento del patrimonio cultural tangible e intangible, de la riqueza histórica, artística, lingüística y arqueológica, de la memoria colectiva y del conjunto de valores y manifestaciones que configuran la identidad plurinacional, pluricultural y multiétnica del Ecuador”. A esto, la Constitución suma solo dos artículos más para apoyar al sistema cultural.  

A pesar de aquel sostén constitucional que exigía una normativa urgente, no fue hasta el 2010 que, de la mano de la cuarta ministra de Cultura, Erika Sylva Charvet, se crearían las primeras políticas públicas prometidas; prometidas para el Ministerio de Cultura que en total ya cumplía 3 años de haber sido creada.

   

De esa forma, la ministra Erika Sylva Charvet, generó el primer lineamiento sobre gestión y políticas públicas para el Ministerio de Cultura. El documento fue el ya mencionado Políticas para una Revolución Cultural”.    

 

En este se marca inicialmente la visión del Ministerio de Cultura, que se expresa según lo siguiente:

 

 

A su vez, su misión sería la de:

 

Con esos objetivos es que este Ministerio estaba predispuesto a ejercer sus funciones desde la implementación de políticas públicas. Para ello, la dirigencia de Sylva Charvet estableció cuatro “ejes pragmáticos”, es decir, ligados a la práctica, en los cuales basar la construcción de estas políticas.

Estos ejes fueron:  

ejercerá la rectoría de las políticas públicas culturales y del Sistema Nacional de Cultura; garantizará el ejercicio pleno de los derechos culturales e incidirá en la integración

simbólica del Ecuador y en el cambio cultural de la sociedad

garantizar el cumplimiento de los derechos culturales a través de la promoción de las

expresiones culturales diversas que conviven en el país: el fomento de la libre creación

artística; la promoción de la producción, difusión y distribución de bienes y servicios

culturales; la salvaguarda y potenciación de la memoria social y el patrimonio cultural

y el consiguiente fortalecimiento de la identidad nacional. 

Para cada uno de estos 4 ejes, Charvet despliega un sinnúmero de políticas públicas recopiladas a continuación: 

Con estas políticas públicas es que -al menos en el periodo de Silva Charvet- se dirigió el Ministerio hasta diez años después, con el fin del mandato de Correa. Políticas que, según la doctora en gestión cultural y políticas públicas, Paola de la Vega, han sido útiles pero no concretas. 

La creación del Ministerio, en su momento, fue recibida con entusiasmo por parte de algunos artistas ecuatorianos. Por ejemplo, gestores culturales como Jorge Enrique Adoum y el poeta Antonio Preciado fueron de aquellos que caracterizaron al Ministerio como algo positivo. Incluso, Preciado, que ya pronto se convirtió en el primer ministro del organismo, mediante un debate abierto llamó a todos los relacionados con la cultura a exponer ideas para mejorar la actividad económica. Así se incluye en el artículo de El Universo, donde además, Preciado convocó a la ciudadanía con estas palabras: “Dales la palabra al pueblo, que la genera; a los intelectuales, que la interpretan; y a los artistas, que la hacen florecer, para juntos elaborar el Plan Nacional de Cultura”. Sin embargo, Preciado estaría únicamente en el cargo durante un año. 

De este modo, distintos artistas, a pesar de haber estado contentos con la iniciativa de fundar el Ministerio, ya habían mencionado en ese entonces que también era necesario promover políticas claras y realizables que vayan de la mano con el trabajo de la entidad. Así, en ese artículo antes citado se recoge históricamente la voz de Eduardo Kingman, profesorado de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), quien enfatizó la urgencia de “diseñar políticas que motiven la creación de campos culturales. (…) Un despacho que deberá articular las políticas culturales, que no serán arbitrarias ni intervencionistas”. 

No obstante, en medio de este panorama, también hubo gestores culturales y artistas que desconocieron la validez de esta entidad cultural pues la gestión no fue la esperada. Incluso, de ellos hubo quienes  asumieron la administración como una treta populista por parte del gobernador de aquel entonces, Rafael Correa. Iván Carvajal, poeta ecuatoriano, ya lo mencionó para aquel Diario nuevamente; medio periodístico que parafraseó sus palabras reiterando que “la creación del Ministerio es más una especie de juego de imagen para el inicio del actual gobierno que una real perspectiva de trabajo cultural”. 

Paola de la Vega explica la situación de aquel entonces y por qué el accionar de esta institución se señaló como populista. 

Para el guionista y director ecuatoriano, Pável Quevedo, el síntoma desilusionante del Ministerio fue la huella acelerada que dejaron la gran cantidad de ministros que pasaron por la Cartera de Estado. Pues tan sólo en la época de Correa pasaron ocho ministros por la entidad, que en promedio sería un ministro por año. Una situación compleja que dejó al descubierto una brecha política más grande. 

El ciclo de Rafael Correa y sus ocho ministros cerró con la implementación de la Ley Orgánica de Cultura (LOC) que entró en vigencia el 30 de diciembre del 2016, cinco meses antes de que su periodo legislativo culminara. 

Con la aprobación de la Asamblea Nacional, la Ley, que posee 179 artículos y 31 disposiciones engendró futuramente al Instituto de Memoria Social; Instituto de Cine y Audiovisual; y el Instituto de Fomento para las Artes. Asimismo, se procuró la creación del Registro Único de Artistas y Gestores Culturales; el Sistema Nacional de Cultura; el Plan Nacional de Lectura; la Sede Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana; un Programa Nacional de Formación de Públicos, entre otros. 

Finalmente, la LOC, ha dado la orden de proporcionar un seguro social. Según señala su art. 21: el organismo competente de la seguridad social, en coordinación con el Ministerio de Cultura, proveerá el derecho a la seguridad social de los trabajadores culturales, tales como: gestores, creadores, técnicos o trabajadores que ejerzan los oficios de la industria. 

El organismo competente establecerá una modalidad de afiliación para los profesionales de la cultura, el arte y el patrimonio, que se asimilará al régimen que la legislación vigente establece para los trabajadores autónomos; adaptada a las realidades profesionales del sector, que contemple mecanismos de aportación y recaudación flexibles, posibilitando el acceso y disfrute de las prestaciones de la seguridad social

Esta ley significó una mirada positiva para el sector cultural visto que la existencia de una norma jurídica siempre fue justa y necesaria para respetar los derechos y obligaciones con el trabajo cultural. Sin embargo, la normativa a pesar de que planteaba un paso más para la institucionalidad y el desarrollo cultural, el que estuviera en medio del final de un mandato presidencial afectó fuertemente su seguimiento. La Ley Orgánica de Cultura terminó siendo a largo plazo un conjunto de letras y de inacciones.

Así lo sentencia el periodista cultural y experto en gestión pública, Pablo Salgado. 

CAMINANDO POR EL CAMINO

SIN RUMBO

*Créditos: Cultura Ecuador

Rafael Correa terminó su mandato en 2017 y Lenín Moreno asumió el cargo de presidente del Ecuador; a su vez, Raúl Pérez Torres se posicionó como nuevo ministro de Cultura luego de Raúl Vallejo Corral. 

Raúl Pérez, como nueva entidad ministerial, escribió un discurso sinónimo de su promesa con la gestión cultural. En este menciona que su ideal sería “formar lectores, gestores culturales, maestros con conciencia crítica, trabajadores de la cultura, líderes en sus ambientes socio-organizativos. Insurgentes de la palabra y de la vida, que le ganen espacio a la mediocridad y al mercantilismo. Cultura de resistencia”. 

Palabras que se esfumaron con los dos años de gestión, en virtud de que enfrentó un juicio político por parte de la Asamblea Nacional. El motivo fue que presuntamente realizaba asignaciones de presupuesto para la Casa de la Cultura, entidad del que Pérez había sido presidente antes de renunciar para convertirse en ministro. 

Ante ello, los 59 votos afirmativos de los 91 necesarios dieron la negativa para proceder a la censura y destituirlo; sin embargo, fue demasiado tarde para que continuara en el cargo pues Pérez ya había renunciado a sus funciones. 

En esas circunstancias, Pablo Salgado añade que Raúl Pérez Torres significó un peso negativo para la gestión cultural. 

Así, con Raúl Pérez Torres en la mira y la cultura en crisis, el cantante Juan Fernando Velasco se había convertido en el nuevo rostro de la dirección nacional cultural. 

JUAN FERNANDO VELASCO, DE LOS ESCENARIOS AL GABINETE

Para ese 27 de junio de 2017 que Juan Fernando Velasco asumía funciones, ya había incursionado como trabajador cultural y como representante de organizaciones culturales como la Sociedad de Autores y Compositores Ecuatorianos. En ese sentido, Velasco ya tenía trayectoria haciendo arte y gestionándolo; una situación efectiva para el sector. 

Así, con todo el entusiasmo generado por parte de Velasco, empezó su servicio con la creación del “Plan Integral de Fomento a la Cultura – Ecuador Creativo”. Un proyecto con iniciativas como IVA 0 %, incentivos integrales para los trabajadores registrados en el RUAC, y, una línea crediticia destinada a “capital de trabajo, activos fijos y actividades creativas y culturales en condiciones de financiamiento asequibles a la realidad del sector enfocada a montos de microcrédito tanto para PYMES y otras organizaciones”. 

Con estas medidas que esperaban dar un gran impulso a lo cultural es que Juan Fernando Velasco empezó a consolidar su carrera pública fuera de los escenarios. No obstante, desde la mirada del artista Pável Quevedo este proyecto no fue el esperado, además, de que para el sector audiovisual, Juan Fernando Velasco no representó una gran ayuda. 

Por su parte, según el experto en política cultural, Pablo Salgado, este proyecto fue otro intento frustrado. 

Con este panorama de incertidumbre, que va sumándose desde el 2007, es que el sector creativo y cultural  del Ecuador se manejó hasta fines del 2019; fecha en la que la situación empeoró debido a una pandemia que llegó a afectar todos los sectores sociales del país. 

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PANDEMIA:

EL GOLPE DEFINITIVO PARA EL CASTILLO DE NAIPES

*Créditos: Ingryd Miranda

En medio del contagio mundial, la reconocida enfermedad como COVID-19 llegó a Ecuador. El 29 de febrero, tal como lo confirmó el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional, la enfermedad de la Covid-19 se registró por primera vez en el país, según el “Informe de Situación COVID-19 Ecuador”.  

Sin embargo, dada la situación de contagio en otros países, el 16 de marzo de 2020, el Gobierno de Lenín Moreno dispuso las nuevas medidas nacionales como el Estado de Excepción para la contención del covid-19, y, decretó, tanto para el sector público como privado la suspensión de sus actividades presenciales, entre ellas, las actividades culturales.

A partir de la disposición presidencial varios entes políticos y ciudadanos, entre ellos artistas y gestores, impulsaron a través de redes sociales una iniciativa para que la población permaneciera en casa y así evitar más contagios. El hashtag “#QuédateEnCasa” fue lo que se propagó por varios meses; e incluso, varios artistas de renombre como Karla Canora, AU-D, Pancho Terán y más, empezaron a utilizarlo para socializar la idea. 

Sin embargo, para los más vulnerables del sector este intento por sonreírle a la situación y confinarse para evitar el aumento de casos no fue le medida óptima. En tan solo un mes de encierro el sector cultural perdió más de 11 millones de dólares, y culminó con el 51,60% de trabajadores de la cultura en el empleo inadecuado.  

 

Bajo esa perspectiva es que tras un mes de pandemia, 28 gremios artísticos y culturales de todo el país emitieron el comunicado: “Acuerdo Nacional por el Arte y la Cultura“, un comunicado dirigido al sector gubernamental para solicitar ayuda durante la emergencia sanitaria. 

En el documento se reza: 

Analizamos la problemática histórica que ha rodeado nuestro quehacer, permanentemente relegado de las agendas públicas debido al desconocimiento del rol estratégico que juegan la cultura y las artes en el desarrollo de sociedades creativas. La crisis sanitaria actual ha venido a visibilizar las debilidades estructurales de un sector sometido -desde las políticas públicas- a un ejercicio profesional con escaso reconocimiento, al desarrollo de relaciones laborales precarias, a sistemas de autoexplotación y ausencia de cualquier tipo de derecho o seguridad para el despliegue de una actividad cuyas condiciones actuales han revelado la enorme fragilidad de un amplio sector de la sociedad

Así, el comunicado, según explican los gremios, se desarrolló con el objetivo de que se declare al sector cultural como uno prioritario debido a la emergencia económica generada por la covid-19. Así también, se instó la implementación de políticas públicas que permitan el desarrollo de procesos creativos y garanticen los derechos consagrados en la Ley Orgánica de Cultura.  

Para ello, además, plantearon diversas medidas como: crear canales de comunicación permanentes con institutos nacionales como el Ministerio de Cultura y el Sistema Nacional de Cultura para que ejecuten políticas públicas urgentes que permitiesen el mantenimiento del sector. Así también categorizar a los trabajadores de la cultura como población vulnerable pues la mayoría son trabajadores autónomos que perciben una ganancia por debajo del sueldo básico y, por ende, ayuda de canastas de alimentos e insumos básicos para quienes más necesiten. Adicionalmente, se demandó a mediano plazo la reactivación de los espacios culturales, artísticos y escénicos con promesa de cumplir con el aforo limitado y con los debidos lineamientos sanitarios. 

Ante estas y otras peticiones, el ministro Juan Fernando Velasco designó un mes después el proyecto “Ecuador 2020: Plan Integral de Contingencia para las Artes y la Cultura”. Este proyecto de ayuda socioeconómica estaba compuesto por:

 

Pável Quevedo fue una de las personas que ganó el concurso “Historias desde la Cuarentena”. Para él, este proyecto audiovisual fue positivo pero también tuvo aspectos cuestionables. 

Ante ello, el director ecuatoriano añade que debieron hacerse planes “mucho más efectivos y además más pensados”. Así, desde el aspecto del beneficio económico, Pável Quevedo sentencia lo siguiente: 

En relación al bono humanitario de $60 dólares para los artistas más vulnerables, el artista cinematográfico indica: 

Estas fueron las medidas públicas que Juan Fernando Velasco desarrolló durante el inicio de la pandemia, -en marzo de 2020-, hasta su retiro, -en septiembre del mismo año-. 

 

A su vez, para la doctora Paola de la Vega estas medidas fueron como reírsele a la crisis, con el contexto y gran pesar de que quien dirigía la Cartera era un personaje que alguna vez destacó en el sector artístico. 

A la visión de De la Vega se le suma la del experto Pablo Salgado, quien, además, hace hincapié la falta de seguro social para los trabajadores culturales en plena pandemia. Algo, que debía cumplirse según la Ley Orgánica de Cultura. 

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¿COBRAR NUESTRA HISTORIA?

*Créditos: Mundo Diners

Bajo estas perspectivas es que Juan Fernando Velasco renunció a su cargo. Pelear por la candidatura para llegar al Palacio de Carondelet sería su nuevo objetivo; abandonando así aquella promesa de cuidar y promover el sector cultural hasta el final de la gestión de Moreno. 

Tras ello, Julio Bueno Arévalo asumió el cargo llegando a ser el tercer ministro de Cultura en el mandato de Moreno. Un ministro que tenía por tiempo tres meses de gestión antes de que Guillermo Lasso asumiera la presidencia de Ecuador y pusiera nuevos nombres a la cartera de Estado. 

Durante esos tres meses, Arévalo destacó por buscar que se cobre el ingreso a los museos del sector público, cuando, desde el 2010 eran totalmente gratuitos. El deseo de querer privatizar estos centros culturales se registra en el Acuerdo Ministerial que, en su art. 1 dictamina:

Derogar el Acuerdo Ministerial n.º 234-2010 de 07 de diciembre de 2010, mediante el cual se estableció la gratuidad y el libre acceso de los visitantes nacionales y extranjeros a los museos y centros culturales que administra el Ministerio de Cultura a nivel nacional.

Este acuerdo se realizaría con el objetivo de “determinar la viabilidad de implementar tasas por la utilización de espacios culturales”. Sin embargo, este objetivo no fue oportuno para ciertos gestores y para ciudadanos en general pues en redes sociales se emitió un “plantón virtual” para protestar en contra de esta normativa. El hashtag para esta demanda sería la de #NoNosCobrenLaHistoria: 

Después de estas exigencias ciudadanas, el acuerdo terminó por quedar en el olvido, pues los tres meses de gestión de Arévalo se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos. El nombre de María Elena Machuca tomó los titulares de los diarios al ser el nuevo rostro que asumió la dirección del Ministerio de Cultura. 

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MINISTRA ELENA MACHUCA,

DE LA EXPECTATIVA

A LA REALIDAD

*Créditos: La Hora 32

Frente a este escenario es que el quehacer cultural se ha ido desenvolviendo durante más de una década; un periodo cuyos últimos años sintieron como olla de presión la llegada de la pandemia. Ante este último panorama es que, en mayo de 2021, María Elena Machuca y Fanny Zamudio se definieron como ministra y viceministra de Cultura, respectivamente. 

En una entrevista de tiempo limitado con la actual viceministra, Fanny Zamudio, se plantearon las siguientes problemáticas. 

*La entrevista no está editada de ninguna forma. Aunque las respuestas puedan parecer largas para el visitante, sugerimos escucharlas completamente. 

“Si no podemos ser una potencia política, económica, diplomática y menos - ¡mucho menos! – militar, seamos una gran potencia de la cultura, porque para eso nos autoriza y nos alienta nuestra historia”. 

Benjamin Carrión

Estas fueron de las palabras más destacadas de Benjamín Carrión, creador del primer organismo que protegió y desarrolló el quehacer cultural; palabras que, en los últimos 15 años, un solo ministro profesó con base en la creación de la única y última política pública que hasta la fecha existe hoy en Ecuador.

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